Hoy en día nuestros hijos ya no se pelean por ver un determinado canal de televisión en el salón, discuten por la pantalla de su ordenador y, a poder ser, en la intimidad de su cuarto.
Con el teléfono sucede lo mismo: ya no se puede decir que los jóvenes pasen las tardes enganchados al aparato, sino que controlan la comunicación con todas sus amistades a través de Internet y mediante determinados servicios conocidos como redes sociales.
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